Antes de cerrar la biblioteca por las vacaciones de verano, al hacer la memoria del curso que se acababa, repasando las actividades que habíamos realizado y estudiando las estadísticas, se nos ocurrió (A David se le ocurrió) que debíamos hacer algo nuevo, experimental, para no anquilosarnos y seguir creciendo.
Pensamos, a largo plazo, en que si algunos alumnos/as no vienen a la biblioteca ni siquiera con sus profesores, podríamos sacar la biblioteca al patio de recreo...nos pareció una buena idea para ir dándole forma durante las vacaciones...
En la cúpula, el nombre del instituto, su logo, nuestro nombre (le ha gustado más bibliolibre que biblioteca libre) y el consejo
En cada uno de los tejados tiene un texto que queremos transmitir...
Y unas ruedas que nos sirven para llevarla al patio de recreo: si ellos no vienen a la biblioteca, la biblioteca se les acerca.
Hemos buscado un fondo variado, capaz de cubrir los gustos y apetencias de aquellos que odian leer porque no les han enseñado a amar la lectura, y también para lectores empedernidos, de los que quieren llevarse más libros de los que presta la biblioteca...y ya mismo empezamos la aventura... libros libres para crear un pensamiento libre y diverso, un sentido crítico que nos distinga de los animales irracionales en los que a base de recortes en horas y en personas, y en aumento de ratio nos estamos convirtiendo.
Mientras tengamos ilusión, esperanza en el futuro y un David, el superprofe, que es capaz de concebir y poner en práctica lo que esperemos que no se quede en utopía...en nuestras bibliotecas escolares seguimos...¿nos acompañáis?