Este blog es un cuaderno de notas de miradas a lo posible y reflexiones hechas a vuelapluma sobre lo que se está haciendo y lo que queda por hacer en las bibliotecas escolares para que dejen de ser un sueño o una utopía… Si has llegado hasta aquí y quieres opinar, eres un bibliolibre.

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lunes, 4 de julio de 2011

EL RESPETO AL MATERIAL DE LAS BIBLIOTECAS

Es un martes de principios del mes de julio.
Dos jóvenes universitarias cogen el autobús camino de una playa andaluza para pasar unos días, cinco, de descanso.
El autobús va completamente lleno y se sientan en la última fila que tiene aún tres asientos vacíos. Al lado de la ventanilla un muchacho está leyendo un libro lleno de ilustraciones.
Cuando el autobús se para en Granada, el muchacho se baja y no vuelve a subir.
El libro que leía, junto a una bolsa de pipas sin abrir se ha quedado olvidado en la rejilla que hay delante del asiento.
Las jóvenes, curiosas, miran el libro.
En la portada hay una signatura y en la última página el sello y el código de barras que dice que el libro pertenece a la biblioteca de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada.
Meten el libro en su bolso y, a la vuelta del viaje, me lo traen. Yo soy bibliotecaria y tendré facilidad para devolverlo.
Miramos la fecha prevista de devolución: aún quedan varios días.
Nos metemos en internet y buscamos el teléfono de la Escuela Superior de Arquitectura; tenemos dos objetivos: devolver el libro y que la biblioteca avise al chico de que el libro ha sido encontrado.
Llamamos y pedimos el número de la biblioteca: nos dan una extensión y llamamos varias veces pero no contestan; decidimos hablar con conserjería y explicamos el caso. Dejamos nuestro número de teléfono y muy poco rato después nos llama el director de la biblioteca, un hombre amable donde los haya. Le decimos que nuestro deseo es que el chico que leía con tanto interés en el autobús, sepa lo más pronto posible que el libro ha sido encontrado para que no esté como loco buscándolo.
La chica que lo ha encontrado y lo ha traído estudia arquitectura en la Politécnica de Madrid y sabe lo curioso y peculiar que es el libro encontrado.
Ya va el libro camino de Granada.  Este no se ha perdido.
Yo me siento orgullosa de que estas dos jóvenes se hayan tomado la molestia de devolver el libro a su lugar.
No lo debemos estar haciendo tan mal: por lo menos dos jóvenes han aprendido el valor de cuidar el material de la biblioteca.
¡Gracias, Lucía, Gracias, Paloma!

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